Los probióticos son bacterias (y levaduras) que llamaríamos buenas, que habitan en normalmente en varios lugares del cuerpo pero especialmente en el tracto digestivo y que son las responsables en gran parte, no solo de la función del intestino sino de la salud en general. Son miles de microorganismos benéficos los que habitan en el colon, la cavidad oral, la nasofaringe, la vagina y la piel.
Si bien los probióticos son ampliamente reconocidos como parte del tratamiento de muchas de las afecciones intestinales, cada vez hay más evidencia de su utilidad en el manejo coadyuvante de muchas otras enfermedades. Entre ellas podemos contar:
- Sobrepeso y Obesidad
- Diabetes
- Alergias
- Síndrome de Intestino Irritable
- Infecciones urinarias y vaginales
- Síndrome de Fatiga Crónica
- Diarrea
- Enfermedad inflamatoria del intestino: Colitis ulcerativa y Enfermedad de Crohn
De estas bacterias buenas tal vez la más renombrada es Lactobacillus, que se encuentra presente en alimentos tan comunes como el yogurt o el kéfir; también son innumerables los productos farmacéuticos que ofrecen gran variedad de probióticos en distintas dosis y presentaciones, no obstante, estos últimos muchas veces no son tan efectivos como los que podemos preparar nosotros mismos en casa.
Dos prácticas recetas para preparar probióticos en casa
Jugo fermentado de zanahoria y repollo

Prácticamente todos los vegetales frescos contienen bacterias y levaduras las cuales se reproducen y forman probióticos tan pronto son puestas a fermentar. Cualquier vegetal es potencialmente fermentable no obstante aquellos con alto contenido de carbohidratos y azúcares darán el mejor rendimiento
Ingredientes:
- Media cabeza de repollo blanco cortado en tiras
- Tres zanahorias cortadas en trozos
- Una cucharada de jengibre fresco rallado
- Dos cucharaditas de sal marina o rosada
- Agua filtrada
Pon las zanahorias, el repollo, el jengibre y la sal en una jarra de vidrio de aproximadamente 2 Lt. Llena la jarra con agua filtrada y tapa la boca con una tela de cocina asegurándola con una banda de caucho. Deja la jarra en un lugar oscuro y cálido por cuatro a seis días, revolviendo el contenido de la jarra cada 48 horas. Es normal que veas burbujas en la superficie o algo de espuma de color grisáceo. Esto no es indicativo de descomposición. El olor natural de esta bebida es ligeramente ácido o avinagrado. Tú decides qué tan fermentada quieres la bebida. Menos fermentada a los tres o cuatro días, más fermentada a los seis días. Para detener el proceso de fermentación cuela el líquido retirando los vegetales y consérvalo en el refrigerador. Puedes consumirlo refrigerado hasta por una semana. Si no tienes la costumbre de tomar bebidas fermentadas, comienza por no más de media taza dos o tres veces a la semana. No deseches los vegetales. Se pueden comer como encurtidos y son deliciosos.
Rejuvelac de arándano

Rejuvelac es el líquido resultante de colar brotes de granos que han sido puestos en remojo y dejados a fermentar. Esta es probablemente la bebida de probióticos más fácil y rápida de preparar ya que el proceso de fermentación es tan solo de tres días, por lo cual es importante echar un vistazo diario a la preparación para seguir de cerca el proceso.
Ingredientes:
- 1 taza de granos de centeno (también puedes usar trigo sarraceno, trigo entero, avena en grano, cebada, quinoa o arroz integral)
- 1 litro de agua filtrada
- 1 litro de jugo natural de arándanos
- 1 limón
Lo primero que hay que hacer es poner a germinar los granos del cereal elegido: pon la taza de granos en una jarra de vidrio de boca ancha de aproximadamente un litro de capacidad. Llena con agua y escurre hasta drenar todo el exceso de agua. Tapa con un lienzo de cocina atado con una liga de goma y deja el frasco inclinado 45 grados para que pueda seguir drenando el exceso de agua, en un lugar oscuro y cálido como por ejemplo dentro del horno o debajo de las hornillas de la estufa. Cada 12 horas lava con agua fresca los granos y repite el procedimiento anterior. Pronto verás que el grano comienza a germinar (verás que de cada grano sale unas pequeñas colitas de color blanco). Una vez los granos han germinado, lávalos con agua fresca y ponlos de nuevo en la jarra. Llena la jarra con un litro de agua filtrada, tapa con el lienzo de cocina y déjala en un lugar oscuro y cálido por dos días más. El líquido resultante de este proceso de fermentación es el rejuvelac. Pasa por colador y reserva el líquido el cual puede permanecer refrigerado hasta por una semana. Al momento de servir añade a media taza de rejuvelac, igual cantidad de jugo natural de arándanos (puedes reemplazar por cualquiera otra fruta) y el zumo de medio limón.
Consumir probióticos hechos en casa es la forma más natural y económica de mantener tu flora intestinal fortalecida. Tu digestión y todo tu cuerpo te lo agradecerán.

