Para ninguno de nosotros es un secreto que la industria de los suplementos nutricionales es un gran negocio. Basta llegar a la estantería de cualquier tienda de cadena o incluso en supermercados naturistas o de “comida saludable” para darse cuenta de lo rentable que parece ser producir y vender cualquier variedad de multivitamínicos desde la A hasta la Z.
En Estados Unidos, la venta de suplementos nutricionales representa cerca del 5% de todas las ventas de los supermercados de cadena y sus márgenes de ganancia son hasta 10 veces más que los obtenidos por la venta de alimentos y bebidas. La población americana gasta cerca de 21 billones de dólares anuales entre vitaminas y suplementos nutricionales, esto sin incluir los concentrados de proteína en polvo tan demandados en quienes se ejercitan en los gimnasios.
¿Por qué nos sentimos tan inclinados a comprar y consumir suplementos y no a comprar alimentos? ¿Qué hay de cierto en todas las promesas que declaran los productores de suplementos y vitaminas?
Los suplementos no son mejores que la comida
Ningún suplemento vitamínico logra sustituir su equivalente contenido en los alimentos. Cuando consumes una zanahoria rica en carotenos, no sólo consumes carotenos sino muchos otros “acompañantes” que hacen factible que ese caroteno sea debidamente aprovechado por tu organismo. Es por eso que las cápsulas de “beta caroteno” nunca serán mejor que tu zanahoria fresca. Y así sucede con todos y cada uno de los micronutrientes y minerales contenidos en los frascos de multivitamínicos versus los contenidos en tu plato de comida REAL.
En lugar de gastar dinero en suplementos deberíamos gastarlo en toda la variedad de cereales, frutas, verduras y aceites que la naturaleza ha puesto a nuestra disposición. Así, no solo nutrimos mejor nuestro cuerpo sino que también participamos positivamente en el mantenimiento de la cadena económica de producción de alimentos, favoreciendo a los campesinos agricultores de nuestras tierras y no a los empresarios de la industria farmacéutica.
Es completamente irreal pretender compensar con un puñado de cápsulas y polvos “mágicos” lo que no hacemos con la alimentación del día a día. ¿Por qué tomar “antioxidantes” para así tratar de corregir los daños producidos por los Nuggets fritos de Wendy´s, KFC o McDonald’s? ¿Por qué comprar complejo B, zinc, manganeso, selenio, cobre en lugar de comer arroz integral con lentejas?
Nunca los suplementos serán más efectivos que los rayos del sol sobre la piel cuando de sintetizar vitamina D se trata. Además es más divertido, relajante y vigorizante un baño de sol que tomar una cápsula todos los días.
Uso de multivitamínicos: ¿riesgo o beneficio?
En diferentes estudios realizados por investigadores independientes se ha demostrado que el uso regular de multivitamínicos carece de cualquier beneficio para la salud a corto y largo plazo. Todas aquellas promesas de prevenir el cáncer, evitar los infartos o vivir más años han sido ya rebatidas e incluso, hoy por hoy, hay suficiente data confirmando que el uso de ciertos multivitamínicos en forma crónica conlleva aumento en el riesgo de enfermarse o morir. Tal es el caso de los suplementos que contienen zinc que han sido relacionados con el incremento de las enfermedades del tracto genitourinario o de los que contienen vitamina A y beta caroteno que aumentan el riesgo de cáncer pulmonar en la población fumadora.
En estudios de largo plazo como el Women´s Health Initiative ha quedado claro que después de 8 años de estar usando diferentes tipos de multivitamínicos y suplementos nutricionales en mujeres postmenopáusicas, no se logró ningún tipo de prevención en la aparición del cáncer.
En el Iowa Women´s Health Study se encontró un incremento en la mortalidad entre las mujeres mayores de 62 años que usaban en forma regular suplementos vitamínicos que contenían vitamina B6, ácido fólico, magnesio, zinc, cobre y especialmente en aquellas que tomaban suplementos con hierro. El único suplemento que no mostró esta relación fue el calcio y la vitamina D.
El exceso de vitamina A en forma de suplementos vitamínicos durante el embarazo se ha correlacionado con malformaciones fetales en distintos estudios llevados a cabo por la comunidad científica independiente.
Aunque la suplementación de calcio y vitamina D ha demostrado beneficios innegables en la mejoría de la masa ósea de las mujeres postmenopáusicas, es bien sabido que el uso crónico de este conjugado (en especial sin supervisión de los niveles de calcio y vitamina D) aumenta la incidencia de cálculos en las vías urinarias (urolitiasis, nefrolitiasis).
Tanto vitaminas como minerales pueden llegar a tener un comportamiento tóxico en el cuerpo humano. Las vitaminas hidrosolubles (complejo B y vitamina C) al ser fácilmente excretadas en caso de haber una “sobredosis” no tendrán un comportamiento tóxico. Por el contrario, las vitaminas liposolubles (A, D, E, K) se acumulan proporcionalmente a la dosis ingerida y pueden llegar a ser tóxicas, en especial la vitamina A y la D. Los niveles excesivamente elevados de vitamina D se han correlacionado con incremento en la presentación de enfermedades cardiovasculares como infarto del miocardio o trombosis y hemorragias cerebrales.
Quiénes se benefician de la suplementación?
No todo es malo cuando hablamos de suplementos de vitaminas y minerales. Ciertas poblaciones en condiciones especiales se beneficiarán de usar uno o varios de estos productos siempre y cuando estén adecuadamente asesorados por un profesional médico y éste lleve el debido seguimiento de la suplementación. Esto significa, hacer controles periódicos de los niveles de la vitamina o el mineral que se está suplementando para evitar la sobredosificación.
Una resumida lista de aquellos que deben preguntar a su médico por los suplementos que deben consumir:
- Adultos mayores de 60 años en quienes el déficit de vitamina B12 (cobalamina), calcio y Vitamina D puede ocurrir.
- Veganos y Vegetarianos en quienes hay que evaluar el estado del hierro, calcio y vitamina B12. Especialmente en los veganos estrictos será necesario suplementar algunos ácidos grasos. Estas recomendaciones son especialmente válidas para l@s hij@s vegetarianos o veganos de madres vegetarianas o veganas estrictas.
- Personas con cirugía bariátrica (de reducción de peso), en especial aquellas que fueron sometidas a by-pass gástrico.
- Aquellos en quienes la pérdida continua o anormal de sangre (sangrado digestivo, sangrado menstrual, etc) conlleva un déficit de hierro y/o ácido fólico.
- Mujeres en gestación y durante la lactancia quienes requieren suplementos de hierro, calcio, ácido fólico, cobalamina y complejo B.
- Personas con ciertas enfermedades gastrointestinales que impiden la adecuada absorción de minerales y vitaminas, como es el caso de la colitis ulcerativa o la enfermedad de Crohn.
- Algunas personas que durante el tratamiento de cáncer pueden requerir y/o beneficiarse de suplementos específicos.
En resumen:
- Los suplementos nutricionales y multivitamínicos NO son un boleto indiscutible a la buena salud.
- Dado que no todos los suplementos son inocuos, la necesidad de cada uno debe ser debidamente evaluada y controlada por un profesional médico lo que garantiza su pertinencia y seguridad.
- Para cada déficit específico se debe dar un suplemento específico.
- Usar indiscriminadamente los suplementos nutricionales y vitamínicos para “compensar” una mala alimentación es muy mala idea…
- La comida REAL siempre será mejor que cualquier suplemento

